CULTURA

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En el taller de Nazaret
Contemplar la Familia de Nazaret desde lo cotidiano
Juan Manuel Martínez Galera. Graduado en Historia del Arte, Máster en Patrimonio Cultural, Gestión de Museos y Educación Artística.

En las pasadas navidades se hizo famosa la figura que le regalaron al Papa Francisco, bajo el título Dejemos descansar a la mamá. Sin duda, una escena entrañable, en la que el Papa nos invitaba a contemplar esta representación alternativa de la Sagrada Familia, donde el niño Jesús reposa en brazos de San José y la Virgen María descansa. Francisco se preguntaba “¿Cuántos de ustedes deben dividir la noche entre marido y mujer porque el niño llora, llora, llora?... Dejen descansar a mamá”. Del mismo modo, el Papa nos recuerda en Admirabile signum, que “en realidad, el belén contiene diversos misterios de la vida de Jesús y nos los hace sentir cercanos a nuestra vida cotidiana”.

No es la primera vez que encontramos en la Historia del Arte escenas cotidianas de la vida de Jesús y de la Familia de Nazaret. Son muchas las manifestaciones artísticas que han representado escenas de la “vida oculta” de Jesús, a pesar de que en los Evangelios se encuentran pocos datos de su infancia. Martín Descalzo en su obra Vida y misterio de Jesús de Nazaret, nos muestra a Jesús como “Hijo de nuestra tierra”: “Fue mucho más, pero también hijo de esta tierra, de sus paisajes, de sus problemas, sus luchas y dolores. Crecía en estatura y en edad”; “Fue un niño, un muchacho, un adolescente, un joven, un hombre. Crecía, maduraba.”; “Y crecía en su conocimiento del mundo y de la realidad. Era hijo de su pueblo y de su paisaje.”; “Podía describir el gesto del sembrador, la aspereza de la mano al aferrar el arado, el cansancio y el sudor de los sembradores. Conocía todo esto porque lo había vivido. Su adolescencia no fue la del erudito, sino la del chico de pueblo que habla de cosas que ha visto y sudado.” En definitiva, en palabras de Martín Descalzo, Jesús “era un experto en la pequeña vida cotidiana”.

La casa de Nazaret ha sido representada en muchas obras artísticas reflejando distintas escenas de lo que podía haber sido la vida cotidiana de la Sagrada Familia. Es fácil encontrar escenas bucólicas de la Virgen con el niño, San José con el niño Jesús enseñándole un oficio, u otras obras, donde hallamos al niño Jesús jugando con su primo San Juan Bautista, bajo la mirada de María e Isabel.

En la obra de Pedro Orrente de 1523, El taller de Nazaret, encontramos una escena clásica que ha perdurado durante los siglos, donde San José está trabajando la madera, María cosiendo y el niño Jesús en el centro jugando con virutas de madera asistido por dos ángeles. Es común encontrar en los cuadros escenas dónde el niño Jesús se le representa jugando con cruces, con espinas, portando alguna cruz o confeccionándola, clavando clavos etc… preludio de su pasión, muerte y resurrección. Esta última idea que vemos reflejada en el arte, también es en la que se basan los especialistas cuando dicen que los evangelios sinópticos cuentan la vida de Cristo como una simple prehistoria de su pasión. Por eso, Von Balthasar nos dice que “el nuevo testamento en su conjunto es un ir y venir hacia la cruz y la resurrección”.

El oficio de José era el de carpintero, así nos lo recuerda el Evangelio cuando se nos dice que Jesús era “el hijo del carpintero” (Mt 13, 55). En este aspecto hay que matizar que la palabra griega tekton, traducida como carpintero, según las últimas investigaciones, se ha puesto de manifiesto que esta palabra se le designaba en general al profesional que trabajaba profesionalmente tanto la madera como la piedra, en el ámbito de la construcción; por lo que cabe esperar que el oficio de José y de Jesús era una mezcla entre albañil y artesano. De hecho, el arquitecto, era el jefe de obra de los “tectones” que intervendrían en la construcción. Dentro de nuestra sección de “Miradas artísticas”, podemos acercarnos con una nueva mirada a este aspecto de la vida de Jesús, que más que carpintero, era artesano, era “artista” como los escultores de la antigüedad. Por eso, no cabe extrañar las palabras de Jesús para que entendieran su mensaje, con la similitud a su oficio cuando les dice a los mercaderes: “destruir este templo, y en tres días lo levantaré” (Jn 2, 19).

En la obra de Martín Descalzo podemos encontrar como sería el trabajo en la casa de Nazaret. Podemos imaginarnos a Jesús ayudando a José en el taller y a María, una “campesina nazaretana” realizando labores de campesina y trabajo en el hogar. El día a día de la Familia de Nazaret estaría formada por el trabajo en el taller del carpintero, en la piedra del molino y amasando el pan, en ir a buscar el agua a la fuente y comiendo comidas sencillas. En este aspecto Descalzo que en la sociedad de Palestina: “Las comidas no eran complicadas. Se comía dos veces al día: una más suave a mediodía y otra más fuerte a la puesta del sol. Casi nadie desayunaba. Sólo los ricos tomaban algún cocimiento de hierbas. El alimento principal era el pan. […] La carne sólo llegaba a las mesas de la gente humilde en los días de fiesta y especialmente en pascua”. Por este motivo, no es de extrañar, que Jesús nos enseñara a pedir al Padre, “el pan nuestro de cada día”.

Una de las escenas que nos evocan a esta Familia de Nazaret reunida en torno a la mesa, es la obra de Arístides Artal Acción de gracias por los alimentos. En la composición podemos ver una mesa con un plato principal y en la que no faltan el pan y el vino, símbolos eucarísticos, pero que nos recuerdan la dieta de la antigua Palestina, donde era abundante la fruta, el vino y el aceite.

El Evangelio está lleno de matices que nos muestran “acciones concretas” de la vida de Jesús. A pesar de que en la Escritura no aparecen demasiados datos de la vida oculta de Jesús, los artistas han querido imaginar como sería esa casa de Nazaret, el taller de San José, como Jesús iba creciendo acompañado de su madre la Virgen etc…

En los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, uno de los ejercicios es la “composición de lugar”, asociada a la “vista imaginativa”. Consiste en fijar la imaginación en la escena del Evangelio que vamos a meditar y a orar. San Ignacio en los puntos 121-126, nos invita a utilizar los cinco sentidos para la contemplación: ver a las personas, contemplar sus circunstancias, oír lo que hablan, oler, gustar y tocar, así como abrazar y besar los lugares donde tales personas pisan y se sientan.

En el arte sucede algo parecido cuando hablamos de “contemplar una obra de arte”, dónde intentamos mirar y comprender un cuadro. A veces nos cuesta interpretar una obra, sobre todo cuando es muy personal y subjetiva, como suele ocurrir en el arte contemporáneo, y no logramos descifrar el mensaje o sus claves de interpretación. Por este motivo, cuando nos acercamos a cuadros como son los relacionados con aspectos de la vida de Jesús o escenas bíblicas, muchas veces solemos encajarlo dentro de los distintos pasajes de la Escritura, pero hemos de ir más allá, y que el arte nos lleve a una trascendencia, a una verdadera contemplación.

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El valor de los mártires anónimos
Vida oculta de Terrence Malick
José Luis Barrera Calahorro

Terrence Malik es un cineasta muy original e imprevisible. Sus películas tienen un sello propio y muy identificable y no sigue en absoluto ningún referente (¿tal vez el cine de Tarkovsky?) ni ninguna influencia del cine contemporáneo. Se dio a conocer con un título en la época de la contracultura: Malas tierras en 1973. Luego en casi 25 años hizo solamente tres películas más: Días de gloria, La delgada línea roja (para mí, mi favorita) y El nuevo mundo, y. cinco años después realizaría una película que asombró al mundo cinematográfico: El árbol de la vida (2011) que compendiaba por así decirlo toda su obra anterior y todo su pensamiento sobre el ser humano, el mundo y su trascendencia. Después y en solo siete años ha dirigido cinco películas. Vida oculta es la última.

Terrence Malick es de Waco (Texas). Autor de cuya vida se sabe muy poco, pues no concede entrevistas, no aparece en las fotografías y le gusta muy poco aparecer en público. Durante muchos años fue profesor de filosofía en Francia. La tesis de su doctorado que no terminó, versó sobre el pensamiento del filósofo alemán Martín Heidegger. De ahí puede proceder su reflexión en el cine sobre “el ser en el mundo”. Cada vez con un acercamiento más abierto a la espiritualidad, a la trascendencia e incluso a la fe católica. Frente a ese cine “religioso” que hoy frecuenta nuestras pantallas, cargado de moralina religiosa e iconografía descaradamente católica, las películas de Malick son otra cosa. Su lenguaje como el lenguaje religioso auténtico está cargado de símbolos que son a la vez universales. Sus propuestas morales no son aquellas a las que nos tiene acostumbrados la sociedad o la moral religiosa “bienpensante”, sino una moral universal y como siempre apuntando la grandeza del ser humano que se abre a la trascendencia.

Vida Oculta hace referencia a un texto que aparece al final mismo de la película, precediendo a los títulos de crédito: “… Porque el bien creciente del mundo depende en parte de hechos sin historia, y que las cosas no sean tan malas para ti y para mí como pudieran haber sido se debe en parte a los muchos que vivieron fielmente una vida oculta y descansan en tumbas no frecuentadas” (George Eliot).

Franz Jägerstatter es un campesino que vive y trabaja en un pueblecito del los Alpes austriacos y que se negó a prestar juramento a Hitler, cuando fue llamado a filas al inicio de la Segunda Guerra Mundial. Fue un caso de objeción de conciencia que se conoció hasta entre los altos mandos del III Reich, y conmovió a la indiferente y pasiva sociedad austriaca, que lógicamente tenía que colaborar con las tropas germanas. Fue ejecutado por medio de la guillotina en Branderburgo en 1943. Entre los católicos de Austría siempre se le ha tenido una gran veneración por lo que fue beatificado por Banedicto XVI en 2007.

Arranca la película con la pantalla oscurecida, en negro que se abre no sin antes haber empezado a escuchar un extraño sonido metálico que se desliza: es el de una guadaña con que un campesino (el protagonista) siega el heno del prado y acaba el filme con el sonido de una campana de la pequeña iglesia (omnipresente en muchas de las escenas) que es la de la aldea alpina y que se esparce por el monte: un campesino desde el campanario con la cuerda la está tañendo. Entre estas dos acciones llenas de simbolismo se desarrolla la trágica y espiritual historia de la última película de Terrence Malick. Plantea existencialmente la vida del ser humano y muestra como el amor es el único constructor de la fe humana, del amor conyugal, de la piedad hacia Dios.

El trabajo y la naturaleza, y en frente la familia y lo espiritual, serán los dos polos en los que se desarrollará la película. Aparecerán también la ley humana y conciencia, el choquen entre sociedad e individuo. Lo ideal sería ver esta cinta en la pantalla grande de los cines, dado el poder hipnótico de sus imágenes que combinando con la voz en off, que suple diálogos, recita oraciones y expresa pensamientos, entreveradas con una música original de James Horner hace esta película algo inolvidable, impactante, conmovedora. La cámara ligera y ágil, se mueve nerviosa mostrándonos con objetivos de gran angular a los protagonistas encarnados en medio de la naturaleza, que se torna en un personaje más. Pese a la intimidad y espiritualidad que transparenta, la película es tal vez algo solemne y de metraje excesivo.

El perfecto y bello ensamblaje de imágenes, música, interpretación, discurso y reflexión nos llegan a reconocer que es una de las mejores y últimas películas de temática religiosa explícitamente cristiana. Dotada de gran belleza y ternura tampoco nos oculta las zonas oscuras de la ruindad y mezquindad de los vecinos granjeros, la cobardía de los eclesiásticos de entonces, los siniestros mecanismos de la pena de muerte. Todas las entrañables imágenes del comienzo de la película: el amor de los esposos que parece confundirse y mezclarse, integrarse en la propia tierra, dan paso después a secuencias de una gran dureza, sobre todo al final, que nos narran el calvario y martirio de este cristiano admirable.
Junto a las múltiples penalidades que padece este mártir objetor de conciencia se nos muestra también la grandeza heroica y el coraje de su esposa cuando sola tiene que criar a sus tres hijas frente a la hostilidad de los vecinos. Sus esforzados trabajos por llevar la granja, su coraje e integridad, el apoyo del valor de su esposo. Es un retrato muy grande de lo que es una mujer fuerte.

Conciencia, persona, hogar, familia, mundo, quedan trascendidos a través de esa unión inmaterial que une el hombre al universo. A través del conflicto de conciencia, iluminado por la fe religiosa, Vida oculta analiza en profundidad el misterio de la persona humana. Ya lo decía E. M. Cioran en sus Cuadernos 1957-1972: “La religión -en cuanto debate interior- es el único medio para horadar, para perforar, la capa de las apariencias que nos separa de lo esencial...”.
23 de marzo de 2020.

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El Santo Grial, una copa de bendición hebrea
Ana Mafé García, (Valencia).

Desde los tiempos más remotos han existido temas qué han sido motivo de historias, de leyendas y de significados diversos. Cuando tuve la oportunidad de plantearme el objeto de estudio que iba a copar mis años de investigación (bien fuera un cuadro, un edificio, un elemento arquitectónico o un movimiento pictórico) fui consciente de que el Santo Cáliz de la Catedral de Valencia, no tenía consagrado ni un solo doctorado desde la universidad. Solo existe un doctorado acerca de las reliquias de la Corona de Aragón realizado por la Dra. Catalina Martín Lloris en donde se aportan unos documentos preciosos sobre la historia de la reliquia, pero no se añade nada nuevo a su estudio.
Esta pieza está custodiada en la Catedral de Valencia desde el 18 de marzo del año 1437. Setenta años después, el 13 de octubre de 1502, se inauguraba oficialmente el Estudi General, nombre de la actual Universitat de València.

Era increíble esta circunstancia para mí… Calculé entonces que, hacía más de quinientos años que se conocía la existencia de la sagrada reliquia en Valencia y, sin embargo, nadie, ningún estudioso había tenido la deferencia de consagrar su tesis a su estudio.

No habiendo entonces ni un solo doctorado sobre el Santo Cáliz, me decidí a perseverar en estudiar, investigar y dirimir toda la tradición (la protohistoria) que avalaba aquello que se conocía sobre el Santo Cáliz de la Catedral de Valencia.

Tal y como deben hacer los estudiosos de una temática, primero tuve que realizar el estado de la cuestión. Es decir, conocer quién y qué se ha escrito sobre el Santo Cáliz y el Santo Grial desde la Academia.

Tras cientos de páginas leídas, a mi parecer, existen solo dos trabajos que profundizan en el Santo Cáliz como verdadero objeto de estudio. El primero es el texto del canónigo Dr. Sales y Alcalá (realizado en 1736) y el segundo, es la investigación (realizada a finales de 1960) por el catedrático en Arqueología de la Universidad de Zaragoza, el Dr. Antonio Beltrán Martínez a instancias del Excelentísimo y Reverendísimo Señor Doctor Marcelino Olaechea, obispo de Valencia.

El libro que presento en este artículo recoge las principales novedades descubiertas en mi doctorado. Es un libro apasionante que aporta todas las respuestas que planteaba la investigación del Dr. Beltrán y que no pudo responder.

Hay que decir que, para su estudio, el propio Dr. Beltrán contó con una ventaja muy necesaria, pidió desmontar el Santo Cáliz y se lo concedieron.

Cuando escribió sus conclusiones, encontró que la pieza se dividía en tres partes bien diferenciadas:

-La copa superior.
Manufacturado hacia el siglo I o I a.C. Está realizada en piedra calcedonia (pero no el Dr. Beltrán no sabe si es cornalina, ágata, sardónice, etc.). Tampoco se sabe su procedencia a ciencia cierta (no sabe si procede de Egipto, Siria, etc.). Según su estudio, esta copa sería la verdadera reliquia.

-El nudo de oro con asas.
No se sabe en qué fecha se realizó, pero sabe que es de época medieval, muy posterior a la copa. A mi modo de entender su uso es el de un relicario áureo, sin lugar a duda.

-El pie.
Está diseñado para darle estabilidad al relicario. Se trata de un vaso ovalado e invertido que pudo ser en origen una naveta de incienso. Lo data hacia el siglo VIII o IX, de origen fatimí.

Aunque su trabajo fue muy importante, el Dr. Beltrán fue incapaz de catalogar arqueológicamente el Santo Cáliz en su estudio. Cosa fundamental cuando se quiere hacer ciencia.

En este escenario de incertidumbres era muy grande el reto de estudiar la sagrada reliquia y de averiguar todos los porqué que a lo largo de la historia estaban sin resolver. De ahí que me encomendara a los sabios consejos del Dr. Jaime Sancho Andreu, el custodio celador que, en mi opinión, mejor ha sabido estudiar y divulgar la historia del Santo Grial hasta el momento.

Son muchas las anécdotas que los lectores vais a encontrar entre sus páginas. Lo más interesante va a ser comprobar cómo a medida que vas leyendo la obra, los conocimientos acerca de la sagrada reliquia van aumentando.

He concebido este ensayo para que pueda leerse por apartados independientes. Si lo que le gusta son las anécdotas de la investigación las va a encontrar al principio de cada capítulo. Si le gusta la epigrafía, con buscar los títulos de los apartados puede seguir la evolución del estudio.
La novela del grial también está representada y analizada en relación con la sagrada reliquia del Santo Cáliz de la Catedral de Valencia. Le sorprenderán gratamente los resultados de las hipótesis expuestas.

Recuerde que va a viajar por un periodo que abarca desde la salida de los hebreos de Egipto hasta el primer Año Jubilar del Santo Cáliz. Son más de tres mil quinientos años de historia. Por ello, le recomiendo que no lo lea “de golpe”. Hay mucha información codificada. Y si quiere retenerla necesita “reflexionar” en silencio sobre ello.

Lo más interesante de toda su dedicación es que cuando acabe el libro va a ver el mundo con otros ojos. Se lo aseguro. A través de este ensayo, le propongo una forma nueva de pensar gracias a la aplicación del método iconológico propio de la disciplina de la Historia del Arte.
He de agradecer a la editorial valenciana SARGANTANA la posibilidad que me ha brindado de poder transmitir los resultados obtenidos de mi tesis al grueso de la sociedad en forma de libro. El saber, la Luz, no se debe de esconder, se ha de poner al servicio de los demás.
Desde el Amor al Conocimiento y la humildad de saberme un instrumento al servicio de Dios, le deseo un feliz viaje y, sobre todo, que disfrute del saber de lo que significa en toda su profundidad el Santo Cáliz de la Catedral de Valencia.

Nos vemos entre sus páginas

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Nosaltres a Roma
F. Xavier Martí

Josep V. BOIRA: Roma i nosaltres: la presència de valencians, catalans, balears i aragonesos a la Ciutat Eterna, Pòrtic, Barcelona 2020, 319 pp.

Que poc sabem de la nostra història! Parlem de l’antiga Corona d’Aragó, una formació política i territorial que va existir entre 1162 i 1715. I encara sort, perquè, a pesar que no en sabem gran cosa, encara és motiu d’orgull i inspiració per al present i ha esdevingut recentment, per exemple, en un referent per a la proposta de l’Euroregió de l’Arc Mediterrani. La desmemòria és general també pel que fa a la presència de la Corona d’Aragó a Itàlia i especialment a la ciutat de Roma. D’este oblit tracta de rescatar-nos Josep Vicent Boira, professor de Geografia de la Universitat de València i actual coordinador del Govern per al desenvolupament del Corredor Mediterrani.

L’autor ens oferix una guia de Roma especial, una invitació a un viatge real als espais, edificis, monuments i làpides on podem trobar l’empremta humana i artística de valencians, catalans, balears i aragonesos; una invitació també a redescobrir el nostre passat comú.

El primer capítol ens guia per tres de les quatre basíliques majors, per diverses estances vaticanes i per altres llocs emblemàtics com Il Gesù o Santa Maria in Monserrato, entre altres.

El segon capítol ens proposa dotze passejades per Roma que no excedixen mai una hora de durada. Per tal de no perdre’ns, un senzill croquis ens dibuixa cada itinerari.

Per últim, tres visites per la perifèria de Roma completen esta manera tan suggerent de xafar la Ciutat Eterna.

Com veieu, encara que no és una guia convencional, és pràctica, útil i molt documentada. També és una guia “fortament sentimental, sentidament passional”, confessa Josep V. Boira.

L’extens i interessantíssim preludi ens aviva la memòria sobre el passat difuminat de la Corona d’Aragó, ens il·lustra sobre la relació mitològica entre Espanya i Roma, una constant historiogràfica en el segle XVI, i ens recorda la llegenda que va encunyar Beuter que agermana els orígens de la ciutat de València i de Roma. La vinculació entre València i Roma ha estat modernament subratllada per Azorín, Fuster i Mira.

La font principal d’esta guia és una obra de l’albaidí Elies Tormo, Monumentos de españoles en Roma y de portugueses e hispanoamericanos, dos volums editats en 1942 que revisen la primera edició de 1939-1940. A més, se servix per a descripcions introductòries del llibre Roma a la vista: descripción general i guía de la ciudad y sus alrededores (València 1900), traducció o versió actualitzada d’una obra de Mariano Vasi i Antonio Nibby feta per Antonio Gil Santacruz, del qual només sabem que era prevere de Sant Andreu de València i autor d’una obreta titulada La muger feliz. Ni la Historia de la diòcesi de València de mossén Cárcel ni el seu Diccionario biogràfic es referixen a este preclar representant de l’il·lustrat clero valencià.

A este llibre només li falten riques il·lustracions i recomanacions de locals on restaurar-se per a ser una guia completa. Bromes a banda, mentre tinguem reduïdes les possibilitats de moure’ns pel món, podríem preparar-nos un futur viatge a Roma llegint-lo, perquè el viatge -ens recorda l’autor- ha de començar a casa, “per després ser capaç de passejar-se per Roma amb la guia a la mà”. Però això serà quan puga ser.

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